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"Ser menorquín es el viaje circular que explico en el libro; vas a Barcelona y cuando estás allí ya añoras Menorca"

Entrevista a Joan Pons i Pons, que ha publicado su última novela, El perro de Camus, con la editorial menorquina Llentrisca Edicions

Joan Pons i Pons. Foto: Es Far Cultural.
Joan Pons i Pons. Foto: Es Far Cultural.

Joan Pons i Pons (Ferreries, 1960) es escritor y cuenta con una amplia obra literaria formada por 15 títulos, entre novela, poesía y literatura infantil. Muchos de sus libros han recibido premios literarios y han sido traducidos a diferentes idiomas. Su novela El laberinto de las jirafas (Columna, 1999) está considerada una de las mejores obras de la literatura catalana contemporánea. En este 2025 ha publicado su última novela, El perro de Camus, con la editorial menorquina Llentrisca Edicions.

Las dificultades para publicar en una misma editorial

Por ejemplo, cuando publiqué en Proa Enciclopèdia Catalana, Isidor Cònsol quería que continuara con el mito de Semblancat y a mí me gusta mucho cambiar; cada novela es un nuevo reto y, quizá, eso ha hecho que los críticos me vean siempre de forma distinta. He publicado en las mejores editoriales catalanas y ahora estoy con una editorial menorquina que me hace mucha ilusión, como es Llentrisca Edicions.

La fascinación por Albert Camus

Descubrí a Albert Camus… desde siempre. Yo era un lector compulsivo y ya leía a Albert Camus, pero Deseado Mercadal, que era periodista y un exiliado menorquín, hace unos 30 años escribió un artículo en el Diari Menorca que destapaba esta relación de Albert Camus con Menorca. A partir de ese día me fascinó su figura y quise escribir sobre él: lo leí todo, todo lo que caía en mis manos, la biografía de Oliver Todd, toda su obra… Además, recibí una ayuda de la Institució de les Lletres Catalanes que me permitió viajar a Lourmarin, conocer la casa donde vivía y su tumba, que es muy curiosa porque es una tumba —como digo en el libro— monacal. Es una figura que me ha fascinado porque reúne todos los componentes de la literatura que a mí me gusta.

¿Es importante que los escritores conozcan los lugares donde transcurren sus novelas?

Es una pregunta que me hago: ¿es necesario que un escritor vaya a los lugares que luego describirá o es mejor que se los invente, que fabule y tenga más libertad? La anécdota es que yo ya tenía casi escrita la novela cuando fui a Lourmarin y, al descubrir aquel espacio —un pueblo pequeño, precioso, casi de lujo—, todo lo que había escrito tuve que replantearlo porque ya no era lo mismo después de conocerlo. Incluso tuve una pequeña depresión pensando que no debería haber ido a Lourmarin, pero después, visto el resultado final, creo que ha sido muy positivo haber visitado el territorio literario de Albert Camus.

¿Existe un paralelismo entre Albert Camus y Albert Sintes (protagonista de El perro de Camus)?

No lo diría tanto, porque la vida de Albert Sintes es muy modesta, aunque ha tenido un recorrido vital de exilio, como Albert Camus.

Hay un paralelismo, a veces incluso irónico, porque Albert Camus era un seductor, una persona que se movía por París, y Albert Sintes es un sepulturero. Sí, hay un cierto paralelismo, pero de una forma un poco irónica.

La rama menorquina de Albert Camus

La circunstancia que explica esta relación de Albert Camus con Menorca es que su padre francés murió cuando él tenía 8 o 9 meses y fue criado por la rama menorquina. Comía sobrasada, seguía las costumbres de Menorca de los exiliados, de los emigrantes menorquines, y creció con esta cultura menorquina. Por eso su literatura bebe de la manera de ser menorquina.

Después, a través de Louis Germain, descubre la escuela francesa y realiza una fusión que me parece muy interesante e importante entre este pasado menorquín, esta cultura menorquina, y la alta cultura francesa, la gran literatura. Esto hace que la relación de Menorca con Albert Camus sea muy potente y fructífera.

Los perros…

Esta escena que aparece en la novela me ocurrió a mí. Vivía en la calle Sant Bartomeu de Ferreries, estaba comiendo pan con sobrasada y vino un perro que me mordió el labio, me hizo sangrar y me provocó una fobia extraordinaria a los perros, como le ocurre al protagonista de la novela.

¿Y cómo curé esa fobia? Teniendo perros. Enfrentándome al problema. Por eso los perros son muy importantes en mi obra. Además, me gusta mucho su carácter: son leales, te quieren… Son estas dos circunstancias —el trauma de la infancia y el carácter de los perros— las que me resultan muy cercanas.

Los protagonistas de El perro de Camus y las múltiples voces narrativas

Los humanos no aprendemos; llevamos el contexto encima y no vemos la extensión de las cosas. Por eso es tan importante recordar los traumas que se han tenido. En esta novela he querido dar voz a quienes no la han tenido, no solo a las personas, sino también a los animales. Un animal puede contemplar las cosas y tener voz, como el perro que viajaba en el coche de Michel Gallimard: cuando ocurre el accidente, los periodistas informan de lo sucedido a Michel Gallimard y a Albert Camus, pero no dicen nada del perro, que se llamaba Floc. Lo importante es intentar dar voz a la gente, a las personas, a los árboles…

Las influencias de El perro de Camus

La ciencia nos ha dado mucha información sobre cómo se comportan los animales y los árboles, y eso creo que es muy importante. Sí, hay influencia de Ànima y de Canto yo y la montaña baila, pero todavía más de Pedro Páramo; mi referente es Juan Rulfo, donde son los muertos quienes hablan.

Existe mucha tradición de que hablen los animales: los griegos, la literatura latina… Es una tradición que he querido recuperar. Yo parto, como lector, de Shakespeare, de las fábulas francesas, de toda esta tradición que pasa también por Shakespeare y recorre un camino muy amplio.

El porqué del uso de múltiples voces narrativas

¿Cómo un escritor menorquín, de una isla tan pequeña, que escribe —según los franceses— en patois, puede hacer una biografía novelada de un gigante de la literatura, un clásico como Albert Camus? Yo no me veía capaz de hacerlo como se había hecho antes. Primero porque ya se había hecho y yo no quería repetirlo, como Oliver Todd, que recoge datos. Yo quería que me ayudaran, quería reunir todas esas voces y contar una historia.

Me guío mucho por un principio: el de la redundancia y la repetición. Escribo mucho por intuición. Si ya está dicho, no lo repitas. Pero si no se entiende, repítelo. Esa es, en parte, mi manera de escribir.

¿La temática de El perro de Camus es la memoria?

Tener la capacidad de ponerte en la voz de un perro, de un hongo, de una bacteria… Esa capacidad es una cualidad y los escritores, aunque suene un poco pedante decirlo, debemos aprovechar nuestras cualidades y explotarlas.

Creo que vivimos una época cruel en la que nos cuesta la empatía. Se habla mucho de empatía, pero creo que ahora hace falta más compasión. En mi obra quiero que el lector perciba esa empatía y esa compasión.

Sobre la literatura menorquina contemporánea

Cuando publiqué en Proa Enciclopèdia Catalana, Isidor Cònsol, el editor, me dijo que debía continuar con el mito de Semblancat, que eran tres obras: No creo en lo que dicen de mí, Náufragos y El laberinto de las jirafas. En aquel momento, esta literatura de la memoria rural era muy despectiva para mí y yo quería escribir una novela urbana y contemporánea, que fue Arena en los zapatos.

Una de las cosas que considero más importantes ahora en la literatura menorquina es que debemos hacer el esfuerzo de contarnos desde Menorca. Nos han contado mucho desde fuera: historiadores como Armstrong, escritores como Josep Pla o Camilo José Cela. Nos han contado desde fuera y ahora, quizá por primera vez en la historia, podemos contarnos desde dentro. Para una isla de 100.000 habitantes, esto me parece muy importante.

Ahora, por primera vez en la historia, los menorquines nos podemos contar desde dentro.

Una estructura circular que vuelve a Menorca

Ser menorquín es el viaje circular que explico en el libro. Vas a Barcelona y cuando estás allí ya añoras Menorca. Pero cuando estás en Menorca, añoras Barcelona. Es la maldición de los isleños. Menorca siempre es un retorno. Hay novelas que transcurren en Praga, en Argel, en Francia, pero siempre hay un regreso a Menorca. Es una maldición que tenemos los menorquines y los isleños en general.

*Una entrevista de Blanca Noguera (Far Menorca - Amic) para Menorcaaldia.com

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Redacción

Periodista de Menorca al Dia