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'Eclipses, sostener la luz' es la nueva exposición de Nuria Román

Se podrá ver en Sa Il·lustrada del Carrer Anunciavay de Maó a partir del 5 de diciembre

Nuria Román trabajando en su taller. Foto: Menorcaaldia
Nuria Román trabajando en su taller. Foto: Menorcaaldia

La nueva exposición 'Eclipses, sostener la luz' de la artista Nuria Román, llega a Sa Il·lustrada del Carrer Anunciavay de Maó a partir del 5 de diciembre con una propuesta que combina materia, territorio y memoria en un formato íntimo y profundamente simbólico. Román, nacida en Madrid y residente en Menorca desde finales de los años noventa, ha desarrollado una trayectoria marcada por la reflexión sobre las heridas visibles e invisibles que atraviesan tanto los paisajes como los cuerpos. En Eclipses, estas inquietudes convergen en un conjunto de piezas que propone una lectura poética sobre los ciclos vitales, el cuidado y la relación entre luz y sombra.


Un soporte cargado de memoria


La serie está realizada en papel amate sobre madera y con marcos de latón, una elección que sitúa la exposición en un terreno donde la materia adquiere un protagonismo esencial. El papel amate, de origen mesoamericano, tiene una larga tradición vinculada a lo ritual y lo sagrado. Utilizado históricamente por curanderos y comunidades prehispánicas, funcionaba como soporte para ofrendas y mensajes dirigidos a fuerzas invisibles. Román ha trabajado este material tras recorrer la región mexicana de Puebla y llegar a Pahuatlán, uno de los pocos lugares donde aún se produce de manera artesanal. Allí aprendió los métodos tradicionales de elaboración y ensamblaje, integrando en su proceso creativo un conocimiento transmitido durante generaciones.


Este soporte no actúa como un elemento neutro, sino como una superficie cargada de memoria. Al incorporarlo en sus obras, la artista activa un diálogo entre pasado y presente, tradición y contemporaneidad. Cada pieza se convierte así en una pequeña ofrenda, una forma de conexión con prácticas ancestrales que interpretan la creación artística como un ejercicio de equilibrio, reparación y vínculo con lo intangible.


La oscuridad como tránsito hacia la luz


Sobre este material denso en significado, Román despliega círculos, halos y campos de color que evocan eclipses solares y lunares. Sin embargo, la serie no se limita a representar un fenómeno astronómico. Eclipses plantea una reflexión sobre los momentos en los que la sombra parece imponerse en la experiencia humana: pérdidas, transiciones, interrupciones o crisis que afectan tanto a nivel individual como colectivo. En muchas obras, la luz se desplaza hacia los bordes o se condensa en un halo que envuelve la zona oscura, insinuando un proceso de desplazamiento y retorno.


El conjunto invita a cuestionar desde dónde se observa el mundo. La luz se asocia a valores como la paz, el respeto y el amor, mientras que la oscuridad remite al miedo, la desconfianza o la intolerancia. Las piezas proponen que cada eclipse —real o simbólico— es una oportunidad para elegir la perspectiva desde la cual se interpreta la realidad, y para reconocer que la sombra no es un destino final, sino un tránsito hacia una posible claridad.


Un capítulo clave en una trayectoria en expansión


La mirada al eclipse también conecta a los visitantes con un sentido más amplio de pertenencia. Al igual que un alineamiento fugaz entre Sol, Luna y Tierra revela la sincronía de fuerzas mayores, las obras de Román sugieren que la experiencia individual forma parte de un tejido universal donde todo está interrelacionado. Esta visión se entrelaza con otros proyectos de la artista, como Latitud 40 – Coser la Tierra, en el que traza costuras simbólicas a lo largo del paralelo 40º N para unir paisajes y reparar fracturas geográficas y emocionales. Si en aquel proyecto la costura recorre territorios, Eclipses parece abrir una línea interior que invita a reconocer las propias zonas de sombra y acompañar el retorno de la luz.


El proyecto, apoyado por el Instituto Cervantes, iniciará a partir de 2026 un recorrido internacional con paradas previstas en Atenas, Pekín, Tokio, Estambul, Lisboa, Nápoles, Nueva York y Madrid. Esta itinerancia convierte a Eclipses en un hito dentro de la evolución artística de Nuria Román, consolidando una obra que reflexiona sobre el vínculo entre materia, memoria y transformación. A través de un lenguaje visual delicado y profundamente simbólico, la exposición propone una observación atenta del mundo y de los ciclos que lo atraviesan, recordando que, tras cada sombra, la luz puede volver a ser elegida.


R

Reportero

Periodista de Menorca al Dia